Léeme con calma, sin preocupación. No veas donde no hay, no digo nada que pueda dañarte, muy lejos de esa intención estaría la de advertirte de que no hace falta ser una lumbreras...
No temas, ya te lo dije antes aunque dudaras si el mensaje era para tí. Te lo confirmo. Es para tí. A veces pasa, no podemos o no queremos privarnos de decir lo que pensamos o sentimos, y eso está bien, siempre y cuando seas consecuente. No te fias de mi, y no seré yo quien intente convencerte para que lo hagas. Dicen que los caminos de dios son inexcrutables... los de internet no, aquí es muy fácil atar cabos, a veces, ni siquiera hace falta que hayan sonado campanas antes.
Déjame que te diga que el exceso de inocencia nos hace ser imprudentes, y sólo una cosa más, si me lo permites: eso que tanto temes, ser juzgada, es algo que sólo se puede hacer sobre quien está acusado, y quien lo hace se llama juez. No deberías sentirte acusada por algo que es normal, natural, precioso e íntimo... pero ándate con ojo, y recuerda el cuento de Garbancito, que iba dejando migas de pan para saber el camino de vuelta... cualquiera, puede recoger esas migas y saber por dónde andas.
Mucha suerte
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