
Te lo dedico, nena.
No sólo porque me lo hayas pedido, no sólo porque me hayas mandado la foto que ilustra esta entrada, te lo dedico porque me sale de la peineta. Aunque me gustan por igual las ranas y las vacas.
Como te iba diciendo antes que Fenosa nos haya chafado ese momento hidrosexual, una de las cosas que tuve clara nada más ver mi piso, es que necesitaba con urgencia tirar el cuarto de baño y reconstruir con la mayor fidelidad que el espacio y mi bolsillo me permitieran, un cuarto de baño que causara envidia.
Mi baño, como la mayoría, tenía su lavabo, su armarito lacado con tiradores dorados, su espejo, su bañera, su mampara, el imprescindible inodoro... y ese sanitario llamado bidet que a mí me parece de todo menos sanitario, además de antiestético. Me resulta impensable entrar en un cuarto de baño ajeno y no imaginarme a la dueña dándose unos baños de asiento o al dueño lavándose los pies justo un segundo después de tirar los calcetines al suelo. Y si algo tenía claro, clarísimo, es que yo no podría participar de esa ilusión ajena y permitir que los demás me imaginaran en baños de asiento. No!
También decidí que no quería la bañera y aún menos esa mampara no apta para según que tamaños, qué claustrofobia por dios, así que, fuera bañera, y en su lugar un plato de ducha hermoso y blanco como la nieve amurallado por unos bloques de vidrio morado que son una locura!
Pero un sueño acabó con otro. El sueño dorado de un baño de espuma -ya no digo con unas velitas de canela- sino ese espanzurramiento de carne rebosando bajo y sobre el agua, acariciado por la espuma deliciosa de un gel de chocolate blanco (los de Avon me encantan ylas bombas efervescentes de Sephora toda una delicia) o un aceite esencial de lavanda deslizándose por cada tramo de piel sumergida y emergente... umm es un sueño truncado, un capricho para el cuerpo que habrá que dejarse para baños en baños ajenos...
Decía, hablaba con Mon, de ese placer acuático, y de otros igual de húmedos, cuando me vino a la cabeza ese fotograma de la película Atame de Almodovar, en el que Victoria Abril se homenajea por partida doble con la ayuda del agua y de ese buceador a pilas haciendo snorkel en las puertas del cielo e intramuros...
Habrá que dejar esos menesteres para las habitaciones de hotel en horas de siesta, porque me niego en rotundo a volver a poner un bañera a menos que sea con pata de león y en un espacio de no menos de 20 metros cuadrados... ves? Ya se me ha ído la pinza y me acabo de ir a otra escena de película, la de Infiel... pero no hace falta que me busques la foto, querida, que me vienen a la cabeza decenas de imágenes de una infidelidad, y no sabría con cual quedarme...
1 comentario:
jaja, muy bueno!!!!!!!!!!
diossssssss la bañera, que gran utilidad...
Mamá, cuando te voy a hacer una visita??, pq lo de los hoteles está complicadillo con esto de la crisis.
Preciosa Victoria Abril, con su sumbarinista en busca de la cueva perdida..........
Almodovar tendrá bañera en casa?, dios..... tendrá bidet???
gracias guapa, me siento como Ana Rosa Quintana, pidiendo que me escriban una carta........
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