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Esa sensación que tan bien conozco y aún así me gusta vivir con cierto asombro. A veces, la antesala es mucho más confortable que el salón, al igual que hay postres más suculentos que el mejor primer plato del mundo. Por eso he decidido no comer un día de estos... prefiero aguantar el hambre hasta que se convierta en un rugido feroz insaciable, así, saborear el primer bocado será un placer para los sentidos y la mejor ambrosía para el paladar más exigente... La prisa y la calma no tienen por qué ser conceptos antagónicos... Quiero pisar el acelarador, y una vez alcanzado el punto más alto detenerme en ese instante y convertir cada milésima de segundo en un momento inolvidable que me acompañe casi siempre, al menos casi siempre que sienta que es necesario recordar para vivir.
1 comentario:
ole ole ole
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