miércoles, 28 de enero de 2009

De milanismos y otras pasiones II: otros grandes hermanos


Me dejó el cansacio extenuada antes de concluir el repaso de la edición 10, pero la deuda no se quedará en promesa, al menos no esta vez... en la que no habrá para todos, claro, pero sí para algunos cuantos...


Quisiera saber, Orlando, antes que nada, qué pasó con tu labio superior, que al principio del programa aún minúsculo existía y fue menguando de manera inexplicable hasta convertirse en algo parecido a la línea que traza un cutter sobre una cartulina.
Todo un misterio que cualquier día desvela Iker Jiménez en su Cuarto Milenio.


Lo reconozco, feriante, llegué a confiar en tí, será porque despierta en mi cierta ternura tu pasado transhumante de chulazo de coches de choque al borde de la pista cambiando monedas de plástico a cambio de restregones en la parte de atrás de la autocaravana. Llegué a creerme que te parecías Tom Cruise, y algo de cierto debe haber en ese parecido más allá de tu sonrisa incompleta a falta de labio y tus ojos casi verdes, casi azules.

Algo de comeollas tienes, "asín de claro", que lo mismo no es Cienciología, pero ciencia tiene. O si no a cuento de qué has conseguido llegar a la final sin sentir ni padecer, que lo más que has llegado a hacer ha sido pedir whisky en el confesionario y hora sin cámaras para repasarte a esa Nani, que te ha devuelo la moneda -la de los coches de choque- cepillándose al amigo de Iván, eso dicen. Te aviso, Orlandito, que tiene tu profesión un peligro con el que no contabas: cualquier día se sube a la Noria de Telecinco alguna muchachita de esos pueblos que recorres para que le se pases la pensión a un retoño con los ojos casi verdes, casi azules... ahora que te pasearás por las teles como Pedro por su casa, más de una, y si no al tiempo, querrá devolverte el chunda-chunda...

Nani, chiquilla. No me caes bien. Nada tengo en contra de tí, nada tengo a favor, pero no me gusta tu desparpajo febril. Sé que a tu edad el furor uterino causa estragos, pero ese carrerón de chulazo por semana que se te presume se me antoja excesivo si lo que quieres es tener esa relación estable que querrías haber vivido con el feriante. Mira lo que te ha durado la estabilidad, apenas unas horas después de salir de la casa, el valenciano te da boleto, que no ficha, y si te he visto no me acuerdo. Ajo. Y agua.

Palomares. Cuanto más te apartas más te acercas. Quiero decir que cuánto más te desmarcas de Mirentxu y Julito más ganas. Pero tu acercamiento es tan real como tu hombría. Y no lo digo por lo que aparentas, sino por lo que no eres. Tengo amigos maricones más machos que tú de aquí a tu pueblo ida y vuelta, con parada en los coches de choque de de los Breyner si hace falta. Y quiero decirte con esto, que no se es hombre porque uno se acueste con mujeres y a la inversa. Sabes a lo que me refiero. Me ha parecido oir que te casa y que sacas disco rollo Julja con el "hijo de la gran canaria". Aprovecha tu momento, porque es lo único que se va a saber de ti en un futuro inmediato. Aunque la campanada la darías, sin lugar a dudas, si tuvieras cojones, o coño o las dos cosas, para decir lo que te has callado, y poner a la otra mitad de tu duo aerodinámico y a la eusko-yaya (Azu dixit) en el lugar que se merecen la codicia y la hipocresía.

Carlos y Gema. Pareja de bodevil parece la vuestra. La increíble historia de la bella y el "urbano paleta" tiene los días contados. Ella... bebe los vientos por el feriante... él... parece una mosca pegada en la tela de araña. Otra Noria habrá en la que uno de los dos anuncie una separación. Qué pena?

Ana Toro. Tú eres así o te lo haces? Sea como sea, debe ser agotador vivir tu vida. Pareces una chiflada divertida, una pija bohemia, una intelectual con aires de pueblerina. Pero nada es lo que parece. Y menos tú. Búscate, encuéntrate, y ven a contarnos lo que has visto, por lo que he visto yo de tí... no te lo crees ni tú...

Gisela, hija, menos mal que a útlima hora has abierto los ojos, debe ser que con tanta brillantina en los párpados tu percepción de la realidad se ha visto menoscabada. Poco tengo que decirte, isleña, salvo que para otra vez, si se diera el caso, te anduvieras con más ojo y menos brillantina, para lo que te aconsejo -si me lo permites- que cambies tus ratos de secadores y tenacillas por un periodiquito, aunque sea de esos gratis, para que más allá del horóscopo y la programación, te enteres de lo que pasa en el mundo, porque más allá de la playa, del carnaval, y del Interviú, hay vida. Te lo aseguro.


Almudena, "chiqui boom boom", o como quieras llamarte. Solo haré una reflexión que ya he compartido con mi "enana" particular a la que casi quitas el nombre. Cuántas lágrimas hay detrás de tu verbo arrabalero? Cuántos insultos antes que los tuyos? Cuántas preguntas sobre una estatura que no admite posibilidad de cambio? En mi afán de recrear vidas que no he vivido, recreo la tuya y me quito el sombrero y la peluca, y una cuarta de mis 174 cm si hiciera falta, para regalarte.

Claro que has estado a la altura, fíjate si lo has conseguido que te convertirse en la sombra - y el sol- de un tío que casi llega al metro noventa. Supongo que la desfachatez intenta ocultar un pasado tormentoso, de escarnio y burla que han ido formando a tu alrededor una corteza de esponja... no hay más que hundir un poco el dedo sobre ella para tocar fibra. Se te perdonan las formas, claro que sí. Yo lo hago, te aplaudo, y te animo a que descubras esa Almudena que vive en tí y que casi ha conseguido superar la barrera social que supone cualquier complejo, y eso que el tuyo, querida mía, no es de los más vistosos. Te lo dice una gorda.

Iván. Nunca he sido Ivanista y menos ahora. Por todo y por nada. Por cuanto veo en tí de lo mucho que hay en mí, y porque nadie con un mínimo de ética -salvo Orlando- se votaría a sí mismo. Ese afán tuyo de defender causas pobres, esa capacidad de aburrir monas con tu verborrea, ese egocentrismo moderado que a los ojos de los demás causa un fulgor que daña la vista, pero sólo a los ojos de quien siente como el brillo le opaca.... tantas y tantas coincidencias asustan, por eso me negaba a verte ganador, porque tú y yo, querido, a pesar del triunfo, siempre seremos perdedores. El que habla pierde. Bocachancla tú. Y yo. Tú en tus discursos televisivos, yo en mis ratos de word-pad en lo que las musas me traen tu nombre y el de otros.


Por el momento, esto es todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

DESDE NUESTROA NUEVA CASA EN RIVAS SALUDOS DE UN SEGUIDOR DE TU BLOG