jueves, 16 de octubre de 2008

Y ahora qué?


35 años, que se dice pronto, atada al cordón umbilical, es mucha tela! No digo yo que me lo arrancaran de cuajo nada más nacer, de manera despiadada y casi cruel, pero después de tanto tiempo duele.
Vaya que si duele!. Debe ser por eso que andamos mi querida madre y una servidora revueltas del estómago estos días, y debe ser que es el dolor del ombligo que se refelja en el estómago. Una pena. Uff. Es como iniciar un proceso de gastroentiritis crónica, un pinzamiento en la misma boca del estómago, una ansiedad moderada, una pena controlada -pero pena al fin y al cabo- un desbarajuste casi inherente a la propia condición social del desarrollo personal.
Todos los cambios suponen una alteración en toda regla. Hablaba el otro día con Rodri sobre este tema y me decía: en la vida de una persona, sin contar las despedidas que produce la muerte, hay dos situaciones que producen un desasosiego importante, una es separarte de tus padres para empezar una nueva vida... la otra, es separarte de tus hijos... Él, que es padre, ha pasado ya por ambas situaciones... yo, de momento, bastante tengo con digerir la mía... y en esas andamos.

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