miércoles, 8 de octubre de 2008

Semblanza Otoñal


Tengo las manos heladas, también los pies. Si es que no se puede ir con gabardina y manoletinas, por más que las medias estén "demodé". Así pasa, que los catarros se agarran a las uñas de las pies y en ligero ascenso alcanzan los orificios nasales de tal suerte que acaban convirtiéndose en afluente salado y rojizo a prueba de bálsamos.


Sólo hay algo que hace que el otoño me resulte atractivo: mi cumpleaños.


Por lo demás, es una estación que dejo para romanticismos cinematográficos y poéticos, no va conmigo la caída de la hoja, el chubasquero, el moco colgante, y la hora de más o de menos... que nunca me aclaro, porque no me queda claro que adelantando y atrasando las agujas de los relojes de un país se ahorre tanto como dicen, a mí me suena más a camelo, el típico engañabobos en el que todos caemos como becerros.
















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