
Hala, ya está! Aprovechando las pocas ganas que tenía de limpiar el mueble del salón, me he armado de valor y he cumplido con mi cuota de participación navideña! Ya está montado el belén, eso es sencillo, espolvorear un puñado de harina sobre una bandeja circular en color oro y colocar el buey, la mula, San José, la Virgen (?) y el nene.
Un guiño sobre el pesebre, en forma de poste: en el cartel una flecha hacia la derecha señala Belén, la que apunta a la izquierda Madrid. Qué ganas de que Madrid esté a la izquierda! Y qué curiosa coincidencia la de mi cartelito! Un pequeño árbol de madera tallado a mano, nada de bolas, con las de la petanca y alguna más, bastantes hay ya en esta casa.
En la entrada, un Papá Noel mullidito y esponjoso que además de dar un poco de color, sirve para esconder el cable de una lámpara. No descarto una locura navideña de última hora: una cortina de luces Ikea, pero habrá que buscarle sitio.
La verdad es que no me pega a mí mucho esto de los belenes, pero tampoco me pega poner lavadoras y acabo de tender una, y pasar la aspiradora y me ha quedado el suelo niquelao!
A mí me va más un mantel mono, una bandeja de polvores, unos bombones aparentemente abandonados en los lugares más estratégicos... pero si hay algo que realmente me encanta de esta vorágine de brillo y colorín es una peluca. Uff.. no hay peluca que se me resista! Las tengo de todos los largos, cortes y colores, sintéticas, naturales, hasta de esas de fideos de papel... y busco la mínima para plantármelas sobre la cabeza!
Aviso a navegantes, la cena del día 13 se abre la veda! No hace falta que la traigais... ya me encargaré yo de que no falte para nadie!
Esto de las pelucas me encanta, soy una pelucadicta en toda regla, será porque nunca llegaré a ser una chica Pantene, ya ves, y otros por ahí polemizando sobre melenas.
Decidí cortarme el pelo harta de perder media hora con el secador y una pasta gansa en mascarillas y acondicionadores, pero sobre todo, porque todo el mundo me sacaba un parecido a alguien... "sí, te pareces a la chica ésta, sí hombre, la sudamericana ... o la negrita... o la..." y dispuesta a no parecerme a nadie me cortaron el pelo... y me cobraron 10.000 pesetas de las de entonces, porque el Sr. Llongueras marcando tarifas debió pensar que es lo que valdría esa madeja que me transquilaron como si de la melena de la Gioconda se tratara... Así que yo salí de aquella peluquería pamplonesa más pelona y más pobre... pero libre de comparaciones...
Esto fue poco después de una visita muy especial... tendría algo que ver? Porque dicen que cuando una mujer quiere un cambio en su vida en lo primera que piensa es en su pelo... bueno, no sé... supongo que no fue la reacción después de aquella acción...
Llevo 12 años cortándome el pelo cada poco más de un mes, lo he llevado de todos los colores posibles, incluso de alguno imposible, tardo tanto o más en colocarme mis pelines que lo que tardaba en secarme mi mata de pelo fosco... y sigo siendo motivo de comparación...
Un día hubo que alguien osó en llamarme "Halle Berry de Vallecas", y qué quieres que te diga... por más que se tratara de un cumplido de alta ficción, en ese momento me sentí chica Bond, porque no es lo mismo que te digan que te pareces a ella (versión talla XL), que te saquen parecido a aquella Divine Brown conocida por sus artes mamatorias a Hugh Grant... algún día os hablaré de otros parecidos que se me atribuyen... "tú eres más cubana que yo, coño"... que te quiero, matancero!
Del mismo modo que el hábito hace al moje, la peluca cambia la actitud de quien la lleva.
Me coloqué un día una roja de diablesa, con sus cuernecitos encarnados a juego... y parecía yo diosa infernal mala malísima con ganas de ir ajustando cuentas con todo el que se atreviera a mirarme...
Si te colocas la peluca extralarga de rizos morados, pues de repente te sientes Lolita Versache en pleno espectáculo y sacas la travestona que llevas dentro... y a nada que te lo propongas te ponen un pisito en Chueca... un pisito de una noche, claro, y un mojito!
A mi las pelucas que menos me gustan son las rubias, porque me cuesta meterme en el papel de "rubia de bote chocho morenote", pero tampoco le hago ascos, las cosas como son.
Pero la que más me pone... y me pongo, es la de corte "Cleopatra"... uff... con esa peluca me siento la Joya del Nilo, del Tigris, del Eufrates, del Manzanares, y de todos los ríos del mundo mundial!
El secreto de lucir una peluca no es otro que ponértela sin que te vean y quitártela cuando no haya a menos de mil metros unos ojos que puedan ver los efectos de la misma: el pelo aplastado y sudoroso y una cara de gilipollas que no veas. Por eso, cuando me empeluco, soy muy cansina, y antes me cortan un dedo que quitármela delante de nadie, así me sangre la cabeza de los picores!
Este año, para ampliar mi colección, tengo pensado algo discreto a la par que elegante, algo especial, algo divino... que estoy como loca por hacerme una foto en la plaza de garaje con mi pelo sedoso... y mi pose más flamenca... en cuanto la encuentre me hago una foto y se la mando a la Nube, menuda artista!
1 comentario:
en esa fotos me recuerdas a.....
jajajajaja
divina del coño !!
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