miércoles, 1 de abril de 2009
Yo no me lo trago, y tu?
No se trata por obvio que parezca de una pregunta de curiosidad sexual, ni mucho menos, ya me libraría yo mucho de andar contando intimidades de ese calibre en esta ventana por la que nunca sabe una quién pueda pasar, vamos, y ni siquiera aún sabiéndolo, que esas cosas son muy mias, y muy suyas y muy de nadie más. O menos.
Esa pregunta define una actitud que me persigue continuamente, que no es otra que la de desconfiar casi sistemáticamente de todo cuanto me dicen. Supongo que viene motivada por varias causas, a saber, aunque esencialmente no creo que sea otra cosa que la respuesta que mi cerebro genera ante situaciones que son del todo inverosímiles, y gente que ha intentado colármela alguna vez. He pasado del "todo el mundo es bueno hasta que se demuestre lo contrario" al "no me fío ni de mi sombra" en tiempo récord. Y no me gusta nada, la verdad, ni un extremo ni otro.
El primero porque es como vivir en los mundos de Yupi, y ya tengo años como para que Yupi quede muy lejos, y el otro porque hace que me sienta mal -o no del todo bien- muchas veces, aunque en la mayoría de las ocasiones mis sospechas acaben por dar en lo cierto, vamos, en lo que no lo es, yo me entiendo.
Se me ocurre un ejemplo práctico muy reciente. Tanto, que se me había sugerido como próxima entrada de mi blog esta misma tarde y me viene a güevo para esta misma, con lo que además mato dos pájaros de un tiro.
Fulana conoce a Mengano. Mengano es ... simpático, agradable, trabajador, cariñoso, fogoso, gentil, romántico, maravilloso, divertido, inteligente, bueno, generoso, ingenioso, dulce, ocurrente, organizado... y además pollón! Yo no me lo trago, y tú?
Conozco un caso parecido, pero no es trigo limpio, vamos, no es que no sea trigo trigo... sino que es... vamos, que "pollón- busca- pollón", y si leyera esto, (que no lo lee, pero le llega), diría algo así como "qué mala es la envidia"! Que es la frasecita típica de no-tengo-argumentos para rebatir tu (mi) teoría del miembro. De esa hablaré otro día.
Mi madre utiliza mucho una frase -bueno, mi madre utiliza muchas frases que cualquier día merecerán no un entrada ni un blog sino un manual completo- decía que mi madre, a propósito de esto de los hombres, y las bellezas y demás atributos, suele decir que el más guapo tiene algo feo, y el más feo tiene algo bonito. Y para según qué casos imposibles, recurre a una frase que era de su padre -mi abuelo- que decía que cuando alguien era horrorosamente feo, no es que realmente lo fuera, sino que estaba enfermo.
Partiendo de la base de que considero que la belleza es objetiva -otra cosa es el gusto- a todas luces sabríamos distinguir de manera atemporal lo que es bello de lo que no lo es.
Ya he comentado otras veces por aquí, que el concepto clásico de belleza, tiene relación con la armonía y la asimetría en los rasgos, de modo, que por más que a mí me tronche de la risa y me caiga cojonudo Kike Sanfrancisco, no sería un ejemplo de belleza, o Rossy de Palma, a la que pones una cuartilla, o un folio dividiendo la cara longitudinalmente, y no hay manera de cuadrarla asi las juntes luego con Loctite.
Javier Bardem, pues tres cuartos de lo mismo, y me encanta!!! Luego están los no guapos que se sacan partido, que esos somos la mayoría. Te levantas por la mañana, te miras al espejo y sólo en ese momento somos capaces de agradecer lo que la cosmética hace por una cara. No hablo de cirugías, yo me valgo y me sobro para mi gusto con un buen fondo de maquillaje, mis perlas arábigas -sí, se llaman así, qué pasa- un buen perfilador y un pintalabios. Lo de los ojos para mí es más extraordinario, quiero decir que con mucho tiempo, muchas ganas, y algo de inspiración me pinto la raya y me enrimelo, pero vamos, que sin ellos ya me veo suficiente, a veces hasta mona.
Luego está el feo interante, cuyo interés digo yo que debe radicar en buscar lo que tiene de bonito, y de esos ejemplos conozco algunos, que se convierten como por arte de magia en menos feos y más interantes a medida que se les conoce. No te ha pasado alguna vez, que alguien a quien veías terriblemente feo, a medida que le has ido conociendo le has visto hasta guapo? Pues eso.
Y luego están en el altar de los dioses, los asquerosamente bellos. Hay gente de una belleza tan absolutamente turbadora que dan hasta algo de mal rollo. A estas alturas, Javi repetiría lo de "qué mala es la envidia", pero es así. Además cuánto más bello o bella sea quien tienes al lado más recurrente te vuelves, aunque solo sea por la manera de querer encontrar algún defecto que le haga caer del Olimpo. Pero qué son unos juanetes en un cuerpo como el de Naomi Campbell? Acaso Rock Hudson dejó de parecerme el prototipo de macho sexual cuando supe que le molaba el trenecito?
Me voy desviando de la cuestión inicialmente planteada de tanto bellezón como desfila por mi mente en este momento poblando el monitor de bocas carnosas, miradas profundas, culos apretados, cuellos erguidos, musculaturas bronceadas, manos grandes, uñas transparentes, hombros rectos... seguro que la mitad de ellos presumen de más de una cuarta o un cuarto de lomo embuchao... Y yo no me lo trago, decididamente y salvo raras excepciones, el pollón es atributo de los feos!
Pregunta, pregunta...
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1 comentario:
pues......lo peor de todo,... es que yo si me lo trago, jajaja y óle...
y por otro lado, me etiqueto en una frase que me representa
"He pasado del "todo el mundo es bueno hasta que se demuestre lo contrario" al "no me fío ni de mi sombra" en tiempo récord. "
ea......
salmorejo con pan
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